No es lo mismo diseñar libros para imprimir que diseñar libros digitales. Cada soporte —el papel y la pantalla— tiene sus lógicas, virtudes y deficiencias. En este artículo hablaremos un poco de cada una de ellas y que así puedas escoger cuál es el formato soporte que más se ajusta a tus necesidades.
En general disponemos de tres tipos de formatos —cuadrado, horizontal y vertical— pero para cada soporte contamos con algunas diferencias.
En los libros impresos podemos cortar el papel de la forma en que queramos, logrando así diferentes formatos, sin embargo, los libros impresos son fijos, es decir, la información allí contenida se encuentra fija en el papel y su diseño está pensado y adaptado para que funcione en ese formato específico. Esto hace que, gráficamente, se pueda jugar más con la diagramación, por ejemplo, insertando destacados en medio de dos columnas (como en las revistas), o usar imágenes que rompen la linealidad de los cuerpos de texto, o romper completamente los estilos de diagramación tradicional (como por ejemplo, el libro La casa de las hojas de Mark Z. Danielewski).
Para el caso de los ebooks, se cuenta con dos versiones, los fluidos (reflowable) y los fijos (fixed). Los fluidos tienen la posibilidad de adaptarse fácilmente al soporte en el que se lean, si estamos desde un celular o una tablet, el contenido se adaptará a formato vertical u horizontal según la orientación en la que se sostenga el dispositivo, y para el caso de los computadores, se adaptará automáticamente el tamaño de la aplicación que se esté usando. Este modelo de ebook es muy cercano a la lógica del sistema responsive de las páginas web, tristemente no es tan avanzado como para permitir juegos de diagramación como sí lo permite la web o los libros impresos.
Por otro lado, los ebook de formato fijo, como bien lo dice su nombre, el contenido es fijo al formato, no es adaptable a la pantalla, se diseñan casi que de la misma forma que un libro para impresión. De ahí que sea el formato más usado cuando se hacen versiones digitales de libros o revistas que vienen de formatos físicos y que tienen algún tipo de diagramación especial (más de una columna de texto, composiciones de texto e imágenes con deformaciones, etc.). Un libro como La casa de las hojas adaptado a ebook fluido, perdería toda la intención que tenía el autor al hacerlo. Para un caso como este, es más recomendable usar una versión fija. El gran problema surge, por ejemplo, en que si diseñamos para un formato de iPad de última generación, seguramente la experiencia no será tan agradable si lo vemos en una Microsoft Surface o una Kindle, y mucho menos si lo vemos en un celular lanzado hace algún par de años debido a la diferencia de tamaños de las pantalla.
Quitar el fino papel transparente que recubre un libro nuevo, abrirlo inmediatamente a la mitad y acercarlo a la cara para olerlo, es una sensación indescriptible. Sentir el papel, apreciar los detalles de relieve o de tintas especiales en la carátula, son interacciones que el lector de impresos atesora. Los libros impresos nos permiten interactuar con el objeto, de allí que muchos libros infantiles se piensen para estimular el desarrollo de los niños por medio de texturas, pop-ups, juegos, sonidos, etc. El escribir en la página blanquita del inicio (página de cortesía) una dedicatoria para esa persona a la que le vamos a regalar un libro nuevo, o encontrar en una edición de segunda mano, las notas de alguien que muestran los pensamientos que tuvo cuando leyó cierto pasaje, es algo que la digitalización no va a poder igualar.
Fuera de la romantización de los libros impresos, las interacciones en ebooks son prácticas y nos permiten expandir fácilmente el universo del mismo libro, ya que podemos incorporar hipervínculos y botones que nos lleven a donde queramos en el mismo libro o en la internet, todo dentro de un mismo dispositivo. Podemos insertar videos, incluir micro animaciones, audios y muchas cosas más. Algo a destacar es que en los ebooks de diseño fluido no hay un número de páginas fijo, siempre varía según el soporte en que lo veamos, ya que las aplicaciones nos permiten adaptar el tamaño de la letra para que se vea más grande o más pequeña y así cambia el número de páginas general, pero la misma aplicación hace de separador de páginas y graba el punto exacto en el que quedaste la última vez que abriste el libro. ¿Algo te llamó la atención? creas una nota digital en el fragmento que te interesa y así no se “daña” el producto como tal.
Cuando se quiere asegurar una buena composición de párrafos, se crean y se configuran estilos para que se puedan leer, aunque muchas veces, los diseñadores, debemos hacer ajustes manuales en los espaciados de las letras (casi imperceptibles al ojo), así se evitan saltos de líneas indeseados o para que simplemente se pueda leer mejor. Esto solo si lo hablamos en formatos de libros impresos o digitales fijos, ya que aquí sabemos exactamente cuánto será el ancho de la columna de texto y los espacios verticales definidos.
En los ebooks fluidos esto no es posible, ya que un párrafo puede ocupar una página completa o más, si por ejemplo, lo leemos desde un celular y ampliamos el tamaño de la letra. No podemos predecir si un párrafo terminará con una, dos o seis palabras.
Este tema de cambiar el tamaño de la letra según la preferencia del usuario es algo que no nos ofrecen los otros soportes, y es destacable porque una persona con visión reducida puede adaptar los contenidos a su capacidad visual, o si comenzamos el libro en una tablet y después lo seguimos en el celular, lo podemos adaptar para que se lea mejor según el tamaño de nuestras pantallas.
Componer los textos en un formato es algo muy diferente tanto para libros impresos y digitales fijos, como para ebooks fluidos; en los impresos o fijos contamos con un delimitador clave: la página, mientras que en los fluidos, la lógica de “la página” no existe, ya que, como lo nombramos anteriormente, el tamaño de la letra puede variar y hacer que en el tamaño de la pantalla quepa más o menos texto.
Algo muy característico de los libros impresos es que siempre lo vemos a doble página, por lo que las composiciones de los textos se diseñan contemplando esto, por ejemplo, las márgenes que van al interior de las páginas, tienden a ser mayores que las exteriores, para evitar que el pegado de las hojas al lomo haga perder contenido.
Los libros digitales por lo general se componen pensando en que el tamaño de la pantalla es una sola página, por lo que usar márgenes asimétricas harían que el contenido “bailara” de página a página. Por esto, no es lo mismo tomar un archivo de un libro impreso y exportarlo para ebook, ya que esta mala práctica (porque sí se hace), genera una mala experiencia de lectura para el usuario.
Trabajar con imágenes en libros impresos y en ebooks fijos ofrece una amplia gama de posibilidades para componer. Algo tan simple como pensar en el término “imagen en página completa” sólo tiene sentido en estos dos tipos de formato debido a que en los ebooks fluidos no existe la lógica de la “página” tal y como la conocemos. Por ejemplo, una imagen en formato horizontal, en un ebook fluido podrá adaptarse mejor a un dispositivo cuando se encuentre en formato horizontal que cuando se tenga en vertical.
En un formato fijo (impreso o digital) las imágenes se relacionan con el formato y los contenidos de diferentes formas, se pueden generar tensiones, intersecciones y superposiciones, que en un formato fluido no serían posibles. Los formatos fluidos reciben las imágenes de manera lineal, como cuando hacemos scroll en nuestra red social favorita, una debajo de otra, seguida o precedida de textos.
En libros divulgativos, especializados o prácticos, se suele trabajar con infografías y/o diagramas que al tener gran cantidad de detalles e información, es más controlable trabajarlas para soportes fijos: el tamaño de la letra, alta calidad de visualización y mantener la diagramación son cosas posibles que guardarán una alta calidad en estos soportes. Para el caso de los ebooks fluidos, todo este contenido debe convertirse en una imagen y es muy posible que el texto pierda calidad e incluso, que no se pueda leer.
Como pudimos ver, cada soporte tiene sus lógicas, virtudes y deficiencias, por lo que para asegurar una buena experiencia de lectura, es necesario escoger el soporte adecuado. Es muy importante tener en cuenta que si se requiere, por ejemplo, un libro para impresión y otro para digital, no se trata solo de convertir a digital lo que se hizo para impreso, sino que son dos versiones diferentes y que cada una requiere un tratamiento particular.
¿Te interesa asesorarte mejor sobre el mejor soporte para tu libro? te invitamos a compartir más detalles sobre tu proyecto. Puedes escribirnos a [email protected] o reservar una reunión aquí. Estamos gustosos por conocer más acerca de tu publicación.